«Mi abuela siempre habla con miedo de la Guerra y de la Posguerra Civil»

«Me parece muy curioso el contraste entre mi abuelo, que va directo a la política y dice «hijos de puta, me hacían hacer tal cosa». Sin embargo, ella te habla de su experiencia personal y nunca vas a saber qué situación política había en su familia durante la Posguerra Civil».

La artista ubriqueña Andrea Domínguez nos habla en la primera parte de su entrevista sobre su familia y la persecución que sufrió en la Posguerra Civil; del acento de su pueblo, etc.


  • PREGUNTA: Escuchamos ‘Sin Miedo’, de la cantautora canaria Rosana. Según tú, la canción que te pones antes de las cosas importantes. ¿Qué significa para ti esta canción, Andrea?

RESPUESTA: Para mí, primero es siempre la canción que… Siempre mis padres y mi hermana viajábamos mucho, todos los fines de semana… Siempre estábamos en el coche y era una canción que era obligatoria en el coche… también era la canción de los domingos de limpiar la casa, y tengo un recuerdo muy bonito de todos estos momentos. La letra de la canción me gusta muchísimo porque la verdad que he tenido momentos en la vida que, claro, al viajar y al vivir sola, he tenido que tomar decisiones importantes o he tenido que enfrentarme a momentos que eran bastante difíciles… Ya digamos, profesionalmente porque aspiraba a algo que era diferente a lo que yo hacía o… Y siempre me ha ayudado muchísimo. De hecho, la semana pasada fue la última vez que la utilicé para una entrevista y me parece muy bonito que «sin miedo sientes que la suerte está contigo», que si somos niños, sin miedo podemos conseguir lo que queramos… De verdad, yo pienso que eso es totalmente así. Y no quiero decir que sea fácil. Simplemente no tengas miedo, y lucha. La lucha no quiere decir que vaya a ser un día porque tengas que hacer algo. No. La lucha para llegar al punto en que estás. Y el no tener miedo puede tomar un año o dos años, pero si no tienes el miedo a luchar por ese sueño, créeme que lo consigues, totalmente. Y yo ahora que trabajo con niños, intento tener conversaciones más profundas con ellos e inculcarles el valor de «no tengas miedo», aunque los sueños sean muy grandes, no te preocupes: no va a ser fácil, no va a ser sencillo, pero créeme, que si lo quieres, lo consigues. Y me parece un mensaje muy, muy importante para las mujeres sobre todo porque tenemos muchas más barreras a lo largo de la vida, ya sea profesionalmente, ya sea simplemente de seguridad en la calle… De lo que sea, de interacciones con otros humanos, digamos, que pueden ser un poco complicadas… y a veces te pueden bloquear porque no sabes cómo reaccionar, no sabes cómo tendrías que reaccionar o no sabes si es seguro reaccionar de la forma que quieres hacerlo… Y, sí, me parece un mensaje muy, muy importante para las niñas y las jóvenes, que somos fuertes y que podemos hacer lo que queramos. Y es totalmente cierto, que nadie diga lo contrario, que de verdad que podemos.

  • P: En este bloque vamos a presentarte, pero para presentarte a ti me parece que también hay que presentar a tu hermana gemela, Ágata. Creo que uno de los documentos audiovisuales más antiguos que tenéis es cuando cantasteis en televisión el Corazón Partío de Alejandro Sanz. Espero encontrarlo… Andrea, ¿cómo acabasteis allí?

¡Sí! [risas]. Madre mía, madre mía… No sé por qué me hago yo esto a mí misma, pero te lo puedo pasar. Ay, pues estuvo muy guay porque era cuando la televisión tenía más dinero… Entonces llevaron a toda mi familia, un autobús de 55 personas… Y fueron unos momentos muy bonitos, la verdad, porque es una experiencia que no se llega a vivir siempre, y estuvo muy guay, porque después del programa nos dieron un peluche y todos los primos de la familia: «Ay, ¿puedo dormir esta semana con el peluche?» o llegabas al colegio con la ropa del programa, y la gente: «Ay, ¿eso lo ha tocado Ramón García?» o «¿me puedes firmar la escayola?»… Entonces, aunque fueran cosas que ahora ves con perspectiva y dices, «qué tontería»… Buah, eso hizo un montón de ilusión. Era algo como «¡madre mía!». Estuvo muy guay.

  • P: A primera vista, Ágata y tú os parecéis muchísimo pero, ¿en qué te diferencias personalmente de tu alma gemela?

R: Pues nos diferenciamos… Yo creo que lo bonito es que las dos soñamos mucho y las dos luchamos por nuestros sueños, aunque sean diferentes, eso me gusta… ¿Por qué somos diferentes? Ay, no sé. Digamos que yo tengo un carácter más de madre y mi hermana tiene un carácter más diferente. Yo soy más, «ay, ten cuidado con esto», más de asegurar las cosas, y ella va un poco más a lo loco. A lo loco, pero le sale todo bien [risas]. O sea, que cada una tiene su manera de hacer las cosas, pero al final las dos vamos luchando por lo nuestro.

  • P: Ese estilo de vida que hablábamos antes, «ese go with the flow», tengo entendido que no os lo inventasteis ustedes dos. Tus padres también migraron de vuestro pueblo originario, Ubrique, a Estepona, por razones de trabajo. Andrea, ¿tus padres también se dejan llevar por el flow, también entendían esa filosofía de vida entonces?

R: Sí, además ellos nos inculcaron muchísimo, muchísimo el «viaja, vive la vida, no te ates a nada para siempre porque tienes mucho que vivir». Entonces, aunque ellos emigraron por necesidad, por trabajo y porque eran muy jóvenes y tenían dos gemelas que tenían que cuidar… Siempre, cada fin de semana… o íbamos al pueblo o nos íbamos una semana o dos semanas a Asturias; estuvimos en atletismo diez años y ellos nos dejaron solas para irnos… A lo mejor nos íbamos al norte de España, pero a nosotros nos ponían en el autobús con el resto del equipo, y a disfrutar. Y a «ser niñas, vivir y experimentar por ustedes mismas». Nunca nos quisieron con ellos. Y mi padre tiene una frase muy bonita que dice… Mi padre siempre nos decía: «Si le hubiera cortado las alas habría sido mío, no habría escapado, pero así habría dejado de ser pájaro. Y ¿yo?, yo lo que amaba era el pájaro». Entonces me parece muy bonito que siempre nos hayan dado la libertad de experimentar, fallar, pero saber que si la situación nos sobrepasa, siempre tenemos unas raíces para volver. Y, sí, siempre nos han dicho «ustedes haced lo que queráis y nosotros os vamos a apoyar». Y es totalmente cierto. No importa el qué: ellos nos pueden dar consejos, les puede gustar más o menos, pero siempre «vive tu vida y sé tú». De hecho, lo dicen con todo. Para las parejas: «No os atéis pronto, vivid, experimentad. Conoceréis a gente, tendréis parejas diferentes… Pero ustedes centrarse en ser vuestra propia persona». Y sobre todo, mi madre, como mujer, siempre nos ha dicho «sed independientes ustedes y después, si queréis estar con alguien, estáis, pero primero ustedes conseguid lo vuestro». «Que nunca tengáis que depender de nadie, que nunca os veáis mal, porque si no estáis con en esta persona no vais a poder pagar el mes». No. Yo tengo lo mío, tú tienes lo tuyo y después, estamos juntos. Sí, la verdad es que nos han criado bastante fuertes en todos esos sentidos.

POSGUERRA CIVIL

  • P: Hemos hablado de tus bisabuelos, de tus padres y de tu hermana. Por completar tu historia, ¿quieres hablar un poco también de tus abuelos?

R: ¿De mis abuelos? Pues sí, la verdad. Ahora estoy grabando un documental con mi padre y mi hermana, y le hacemos muchas preguntas sobre toda su vida. No sólo la Guerra y la Posguerra Civil, todo lo que nos puedan contar, y… Mi abuelo siempre es más político, él sí puede entrar más en política, y nos cuenta todo lo que le hacían los fascistas… Él se acuerda de todo. Es increíble la memoria que tiene ahora, con 93 años. Es increíble que se acuerda de quién lo ayudó, o de quién se exilió a Francia y en qué campo de concentración acabó… Y los historiadores están muy fascinados con eso. Y, mi abuela, por la otra parte, ella siempre habla de la Guerra y la Posguerra Civil, pero habla con miedo. Nunca, nunca la vas a escuchar tomar parte en ningún bando porque aún tiene miedo de que si habla del bando de su familia pueda pasar algo. De hecho, cuando yo iba a las manifestaciones en la Universidad, siempre decía: «Uy, Andrea, ten cuidado porque nunca se sabe lo que puede pasar, porque puede acabar mal». Porque sabe que mucha parte de su familia acabó mal por estar en la CNT, por estar envuelta en contrabando… Y me parece muy curioso el contraste entre mi abuelo, que va directo a la política y dice «hijos de puta, me hacían hacer tal cosa». Y, sin embargo, mi abuela es como «pues yo vivía aquí, me cambié aquí y trabajé aquí». Pero ella te habla de su experiencia personal y nunca, nunca, nunca vas a saber qué situación política había en el momento en su familia.

  • P: Es que ahí hubo un tabú importante… Uno de los nietos de estos fusilados en el Marrufo, en el documental, comenta que él conoce el campo desde el principio, pero hasta muy, muy mayor no se ha abierto ese silencio y no ha podido saber qué había pasado allí debajo de su propia tierra.

R: Exacto. Y justamente tuvimos la suerte de encontrar la fosa común en la que estaba mi bisabuelo por parte de abuelo, y hace unos meses, ya se han hecho las pruebas de ADN, y hemos encontrado al padre de mi abuela. Y, mi abuelo estaba deseando poder entrar a enterrar al padre; sin embargo, mi abuela tenía miedo de hacerse las pruebas porque no quería remover eso, no quería… Simplemente por eso, por el miedo que la madre le inculcó. Que es normal, la madre, con toda esa situación, si le daban una sopa para comer al día, la guardaba para los hijos porque sabía que al llegar a casa no iban a tener nada… Y, aun así, mi abuela se siente afortunada de lo que tuvo para comer. Pensaba que no estaba tan mal.

  • P: Entonces eres bisnieta de republicanos por los dos lados, ¿no?

R: Sí, sí, por todos sitios [risas]. La verdad es que siempre ha sido bastante bastante interesante. Por eso, ya te digo que nombres y fechas… está todo un poco confuso porque hace diez años también se encontró una fosa común con 15 mujeres y un niño; y ella es la madre de un bisabuelo mío, la prima de la madre de mi bisabuelo, el niño que tuvo que cavar la fosa era el primo de mi bisabuela Isabel… Son muchas cosas pasando porque todos estaban envueltos en la CNT, en contrabando, maquis… Y sí, es muy interesante.


  • P: Me voy a adelantar un poco al siguiente bloque, pero cuando nos conocimos en Periodismo, en Sevilla, recuerdo que una de vuestras máximas vitales siempre fue conservar vuestro acento. Andrea, ¿qué significa para ti tu manera de hablar?

R: Sí, a mí me encanta… No sé, me parece muy único. A mí me gusta el acento de mi pueblo porque, no sé, es muy característico. Es muy puro, digamos. Es de gente que viene del campo, trabajadores que no tuvieron la oportunidad de aprender a leer o a escribir, y todo ha derivado en eso. Pero también me gusta mucho por la parte, tal y como vimos en la Universidad, que ahí es cuando empezó un poco mi pasión por saber un poco más… Sobre cómo en Andalucía o cómo en mi pueblo utilizamos la jota. Yo no digo «jamón», yo digo «hamón». Con una hache aspirada, árabe. Entonces, a mí el acento me gusta mucho por la mezcla de gente de mi pueblo con un pueblo árabe que hubo mucho tiempo atrás. Y, aún así, a día de hoy se puede ver todo. En las palabras que tenemos que son propias de mi pueblo. Tenemos un diccionario ubriqueño-español español-ubriqueño. Tenemos palabras como «chiburralea» o «turraca. Son palabras que me fascinan, realmente. Y, sí, me parece muy bonito. Con el tiempo, desgraciadamente y al vivir fuera en el extranjero, pues sí que cambia un poco el acento, porque te tienes que hacer entender. Y cuando estás hablando con alguien que está aprendiendo español o con alguien que viene de Latinoamérica y le hablas con tu acento, te dicen «¿qué estás diciendo?» [risas]. Pero dentro de lo que cabe, la verdad es que nunca ha cambiado… Nunca. Cuando estoy en inglés y digo «hi» me dicen, «¿española, de dónde, de Andalucía?». Y digo, «pero cómo, si solamente he dicho hi» [risas].

  • P: Además, es que el debate del ceceo en los medios de comunicación lo has tenido muy presente siempre, ¿no?

R: Buah. Claro. Sí, sí, madre mía. De conocer a gente de Madrid y que me digan, «ay, pero si escribes bien en el ordenador, ¿cómo hablas así?». Pues porque soy de Andalucía, soy de Ubrique, de un pueblo cerrado… [risas]. Por qué voy a hablar así.

  • P: Para cerrar este bloque, ¿crees que el haberte criado en el campo ha determinado siempre esas ganas de Naturaleza?, ¿ha determinado que vivas ahora mismo en Suiza?

R: Muchísimo, muchísimo. Totalmente. Es lo que me trae paz. De hecho, ahora vivo en un pueblo de tres mil habitantes y dentro de cuatro meses me mudo a uno de mil quinientos, que no tiene ni coches dentro, no están permitidos los coches en el pueblo… nada. Yo, cuento más montaña y más tranquilidad… Cuantas menos distracciones digamos, mejor. Ahora vivo en Gstaad, que es el pueblo más rico de Europa, es donde están todos los millonarios y billonarios del mundo… Un sitio muy, muy, muy rico. Demasiado para mi gusto, por eso me voy [risas]. Y Saas-Fee es otro pueblo de la parte alemana… Es un pueblo muy bonito, son mil quinientos habitantes… Es un ski resort donde están las estaciones de esquí, hay picos de montaña de 3.000 y 4.000 a los pies del pueblo… Y, sí, es muy bonito, muy diferente. El ambiente es de gente joven que va hacer deporte, básicamente.

Leave a Reply